La pretensión terminológica de la palabra "lengoaia"
Juan Garzia

Resumen

El artículo trata de aclarar, por medio de un ejemplo flagrante, la reiterada confusión entre necesidad terminológica y mero uso fraseológico en los textos especializados en euskera. La palabra "lengoaia" es un arcaísmo (calcado de lenguaje/langage) sinónimo de "hizkuntza". Interfiere el hecho de que tanto en español como en francés coexisten dos palabras (lengua/lenguaje, langue/langage) y la polisemia de "lengua" y "langue" ("La lengua de las mariposas") lleva a que en muchos contextos (no sólo de términos propiamente dichos) se prefiera "lenguaje" y "langage". No es el caso del euskera (ni del inglés), en los que son palabras distintas, en general, "hizkuntza" (language) y "mihi" (tongue), aunque la segunda pueda tomar en algún caso (absolutamente residual en euskera) la acepción de la primera.

Sea como sea, la cuestión crucial es que (¡evidentemente!) el concepto al que se refiere no es de ninguna especialidad. En todo caso, será una mera costumbre (o más bien vicio) de algunos usuarios calcar, sin ninguna necesidad, la presunta distinción en sus textos. Para más inri, se elige (incluso como estandarte) el dichoso calco arcaico "lengoaia", en lugar de recurrir, si fuera el caso, a otros sinónimos que podrían resultar más adecuados, tales como "mintzaira" (lengua, idioma). Sin duda, la ventaja de "lengoaia" es parecerse tanto a su modelo "lenguaje".

Aunque parezca mentira, el apego a —y la patrimonialización de— ese uso puede movilizar masas y energías considerables (e incluso arrastrar gentes ajenas y normalmente críticas y razonables) bajo la equivocada bandera de la defensa de (la propiedad de) la terminología especializada. En este caso, los más empeñados en ello han sido (y son, creo) los docentes de informática, pero, como ya se dijo, es sólo un ejemplo. Y, desgraciadamente, no hace falta rebuscar para toparse con otros muchos, ya que la distinción entre terminología, fraseología y lengua(je) sin más parece resultar muy ardua para quienes "viven" dentro de una especialidad —incluida, por cierto, la lingüística—, cuyo discurso, sea el que fuere, tiende a sacralizarse en su totalidad internamente.