El traductor de Kafka
Iban Zaldua

Resumen

¿Y si Franz Kafka no hubiera muerto, como todo el mundo cree, en 1924 en Viena, sino veinte años más tarde, en la Palestina aún bajo mandato británico? Ésta es la historia que le cuenta el viejo Aarón a Ernst, cuando está a punto de finalizar la estancia de éste en un kibbutz cercano a Tel Aviv, a principios de los años 90: el escritor checo, poseído por el tan literario afán de desaparecer, no tuvo más remedio que aparentar que su tuberculosis era más grave de lo que los médicos le habían diagnosticado, o incluso que simularla por completo, para luego representar su muerte y emigrar. Sin embargo, Kafka no pudo huir del todo de la literatura y durante su estancia en el kibbutz escribió algunas prosas, que ningún especialista actual quiere reconocer como obra suya. La traducción puede convertirse, paradójicamente, en la forma de autentificar unos textos que el narrador, al principio, no deja de considerar apócrifos.