FIT-Belgrado 1990

Resumen

J. M. Zabaleta, Secretario General de E.I.Z.I.E. (Asociación de Traductores, Correctores e Intérpretes de Lengua Vasca) y delegado de esta asociación en el XII Congreso Mundial de la FIT, celebrado durante las primeras semanas de agosto de 1990 en Belgrado, en el que esta asociación fue aceptada como miembro de pleno derecho de dicha Federación Internacional de Traductores, hace una crónica del proceso seguido para la presentación de esta candidatura, desde que en la Asamblea anual de 1989 E.I.Z.I.E. tomo el acuerdo de presentar su candidatura a la Federación Internacional, hasta el Congreso propiamente dicho:

  • Presentación de la candidatura.
  • Documentación presentada.
  • Defensa de la candidatura.
  • Votaciones.
  • Crónica del Congreso Estatutario de la FIT.
  • Nombramientos.
  • Nombramiento para la presidencia de la Comisión de Lenguas de Mediana y Pequeña Difusión.

Presenta también una crónica del congreso abierto académico consiguiente al estatutario, con sus diversos seminarios, correspondientes a las diversas comisiones de la FIT, y presentación de temas.

Acaba haciendo un balance de las consecuencias que la nueva condición de miembro de la FIT, y la presidencia de la Comisión de Lenguas de Mediana y Pequeña Difusión han tenido para la asociación de la que es secretario general.

Estos hechos han sido percibidos dentro de la asociación de traductores, como un espaldarazo y una prueba de confianza por parte de la Federación internacional, a la vez que como una nueva responsabilidad contraída ante los traductores de las más diversas naciones. Ser miembro de la FIT significa ser solidario con los traductores de otras naciones. Al mismo tiempo, sin embargo, como para aliviar la carga de responsabilidad que ello supone, también se percibe la doble ventaja que supone estar, por un lado, en contacto con experiencias traductológicas más amplias y diversas, la marea de información que de ello se deriva y las nuevas perspectivas que abre este contacto posibilidades de estudio, intercambio, etc. no sólo para los traductores vascos, sino para la cultura vasca en general; y por otro la aceptación mayor que como consecuencia de este reconocimiento externo se origina dentro de la propia sociedad vasca y de sus instituciones políticas y culturales, hecho que se ha dejado notar inmediatamente por la diferente acogida que se le propina a esta asociación desde la vuelta misma del congreso.

El autor acaba afirmando que esta aspecto de las relaciones exteriores de E.I.Z.I.E. no constituye de ninguna manera un fin secundario, una actividad externa, de la asociación, sino que está ligado al propio ser de la actividad traductológica, que es una dimensión propia y natural de la profesión, y por ello necesaria. Lejos de distraer fuerzas de las tareas asociativas, es un refuerzo, uno de los ejes principales, de dicha actividad. La asociación se siente reforzada por esta nueva dimensión, y por ello entiende que debe continuar en esta misma dirección, multiplicando los esfuerzos, en solidaridad con los demás traductores y nutriéndose de esa misma solidaridad.