La CIA y el FBI, a la búsqueda traductores
La creación del National Virtual Translation Center fue anunciada en el marco del congreso de la Asociación de Traductores Americanos , por el director del NVTC, Everette Jordan. El centro es operativo desde el 1 de diciembre de 2003.
Los servicios de información norteamericanos buscan activamente personas de habla árabe dignas de confianza, capaces al mismo tiempo de interrogar a presuntos terroristas y de descifrar códigos para prevenir eventuales atentados.
Mediante discretos métodos de reclutamiento, el FBI (policía federal) y la CIA (central de inteligencia) se han puesto manos a la obra para tratar de paliar rápidamente su carencia de traductores árabes. Un centro encargado de descubrir potenciales traductores a lo largo y ancho de los Estados Unidos está en proceso de preparación, dentro de un programa común, en el que participa también la más que discreta Agencia de Seguridad Nacional (NSA), responsable de realizar escuchas en todo el mundo. El centro en cuestión se llama National Virtual Translation Center, y funciona desde el 1 de diciembre. La terrible sorpresa causada por los atentados del 11 de septiembre de 2001 fue atribuida, especialmente, a la falta de personas de habla árabe en las filas de los servicios de información, abrumados por una montaña de mensajes en árabe que fueron incapaces de descifrar a tiempo.
Los Estados Unidos no han tenido nunca «capacidad suficiente en materia de lenguas extranjeras, lo cual ha costado vidas humanas», explica Clifford Porter, historiador militar. «Para "conocer al enemigo" verdaderamente, hace falta comprender su cultura, su política y su religión, lo cual precisa de expertos en materia de lenguas», escribe en una publicación del Combat Studies Institute.
A modo de ejemplo, el día de la tragedia que costó la vida a más de tres mil personas, el FBI tenía en su nómina a 72 árabes, de ellos 45 contratados y 27 traductores por horas. En la actualidad, son 204, de ellos 65 contratados y 139 por horas. «Naturalmente, necesitamos reclutar más», confiesa un agente del FBI. «Sería a todas luces útil contar con más árabes», añade. Ello no obstante, considera que el FBI «está en mejor posición» que hace dos años, aunque en la actualidad tiene «más responsabilidades y materias que vigilar». Los servicios de información han puesto sus traductores a disposición, para descifrar los documentos de Al Qaeda descubiertos por las fuerzas norteamericanas en Afganistán.
A mediados de octubre, el director del FBI, Robert Mueller mandó difundir una convocatoria de puestos de trabajo, reveladora de los temores de sus servicios de dejarse sorprender de nuevo por mensajes no solo en árabe, sino también en pastú, urdu, somalí, uzbeko, kurdo, turco, etc. El salario ofrecido está entre 27 y 38 dólares la hora.
Desde entonces, el FBI ha recibido unos 1.500 informes que deberían ser examinados con extrema minuciosidad, lo cual plantea la cuestión de la confianza que debe depositarse en el traductor. Un traductor militar de habla árabe ha sido recientemente inculpado por un tribunal militar americano, y otro civil está detenido, en el curso de de una investigación sobre actividades de espionaje en Guantánamo, la base americana instalada en Cuba, donde permanecen detenidas unas 650 personas capturadas sobre todo en Afganistán.
Para enrolarse en los servicios de información, un traductor debe imperativamente ser ciudadano norteamericano, al menos naturalizado, y debe jurar fidelidad al país. Además, debe someterse a un severo interrogatorio de varios agentes, que le pasarán el detector de mentiras, verificarán las influencias intelectuales que haya podido sufrir, su comportamiento general, su situación financiera y sus conexiones con países extranjeros.
Haber abusado del alcohol o consumido drogas es causa general de eliminación, lo mismo que tener vínculos demasiado estrechos con regímenes extranjeros. La familia, los vecinos, los antiguos patronos, en el extranjero incluido, son también pasados por la criba.