EIZIE publica el número 48 de la revista Senez
Acaba de ver la luz el nº de la revista Senez correspondiente a 2017, y en esta ocasión hemos querido hacer especial hincapié en la trayectoria de la traducción en lengua vasca, ya que EIZIE, la asociación editora de la revista, cumple treinta años.
Senez nació algo antes que la asociación, en 1984, como medio de difusión de la desaparecida Escuela de Traductores de Martutene, y en sus inicios recogía artículos sobre terminología y traducción. Al crearse la asociación EIZIE (1987), recogió el testigo de la publicación y amplió su campo, incluyendo también textos sobre interpretación y corrección y prestando especial atención a las nuevas tecnologías aplicadas a los oficios de la traducción. Desde ese momento, asociación y revista se han mantenido estrechamente unidas, por lo que desde Senez no podíamos pasar por alto el aniversario de EIZIE, al que dedicamos la editorial.
Estos treinta años, así mismo, nos brindan la oportunidad de ampliar nuestro campo de visión, para así encarar el futuro aprendiendo del pasado. Ejemplo de ello es la entrevista a Idoia Gillenea, actual presidenta de EIZIE y miembro de la asociación desde sus inicios, que sintetiza el pasado y presente de la traducción y ofrece una mirada esperanzadora sobre el futuro de la profesión.
En este número encontramos una gran variedad de artículos que reflejan la madurez de la traducción en lengua vasca y de la propia EIZIE, que en estos últimos treinta años se ha ocupado de los diferentes temas que plantean. Junto con la entrevista podemos leer traducciones de varios poemas y un análisis sobre la traducción de poesía, artículos que rinden homenaje a dos socios de honor recientemente fallecidos, la postura de la Federación Internacional de Traductores (FIT) con respecto al futuro de la profesión, reflexiones teóricas y prácticas de los socios, un artículo sobre la autotraducción, otro sobre la traducción de teatro, una visión muy personal sobre la traducción de El Quijote, reseñas de publicaciones de traducción, y, para terminar, un suplemento sobre traducción y nuevas tecnologías (tecnología lingüística, traducción automática, corpus lingüísticos ).
Somos conscientes de que la nuestra es una revista modesta, una asociación pequeña, pero aun así estamos convencidos de haber aportado algo a la cultura y a las lenguas del mundo, gracias al enorme, incesante y discreto trabajo que se realiza desde este pequeño y perdido rincón que es Euskal Herria. No querríamos pecar de vanidosos, pero pensamos que tanto EIZIE como Senez resultan imprescindibles para poder comprender la situación actual del euskara y de la cultura vasca.
Han pasado treinta años desde que surgió EIZIE, el mundo de la traducción ha sufrido grandes cambios, y tanto la revista como la asociación han sido protagonistas, impulsoras, testigos y narradoras de esa transformación; es lo que pretendemos seguir haciendo en el futuro.